viernes, 12 de marzo de 2010

EL MILAGRO DEL CLUB VOLEIBOL CARAVACA

La Superliga masculina de Voleibol vive unas fechas de agitación por la convulsión provocada por los resultados acaecidos en la última jornada de competición. La penúltima jornada de la fase regular, que se disputó el pasado fin de semana, sirvió para dilucidar la principal incógnita que rondaba a la División de Honor masculina: el descenso a la Superliga 2. Así, entre la emoción, los nervios y la incertidumbre que caracterizaron a los partidos del sábado, se produjo la constatación de una gesta, un suceso que se erigirá como una de las notas distintivas de la edición 2009-2010 de la SVM : El milagro de Caravaca.

Cuando en el marcador del pabellón Juan Antonio Corbalán de Caravaca de la Cruz apareció el punto 25 en el cuarto set que cerraba el parcial 25-21, y que colocaba el 3-1 que suponía la victoria para el equipo del CV Caravaca Año Santo 2010, la apoteosis se apoderó de una ciudad entera. Las 1200 personas que llenaban el feudo caravaqueño estallaron de alegría porque su equipo de Voleibol se había salvado del descenso. Pocas veces una ciudad se ha volcado de forma tan fehaciente con un conjunto de voley como la localidad murciana de la Cruz , que ha vibrado toda la temporada con un equipo que no ha hecho más que superar obstáculos, uno tras otro. Y es que el Voleibol se ha convertido, por méritos propios, en el deporte número uno en Caravaca de la Cruz.

LA EPOPEYA CARAVAQUEÑA.
La hazaña se culminó el sábado, tras el triunfo sobre el Tenerife Sur que otorgaba al Caravaca Año Santo 2010 los puntos necesarios para mantener la categoría, y que confirmaba que la localidad murciana seguirá teniendo un equipo en la elite del voley nacional la próxima campaña. La gesta caravaqueña tiene aún más valor si cabe, ya que la victoria murciana parecía, antes del encuentro, un milagro más propio de La Cruz caravaqueña que un hecho viable. Y es que el equipo que entrena José María Nicolás había entrado en barrena; los murcianos encadenaban una racha de nada menos que 12 derrotas consecutivas. El conjunto de Caravaca no ganaba desde la jornada 8, cuando venció 2-3 al UCAM Murcia en el duelo de rivalidad regional. Eso ocurrió en noviembre de 2009. El Caravaca Año Santo 2010 sumaba entonces tres sin ganar un partido y había experimentado uno de los desplomes más espectaculares que se recuerdan, tras pasar del tercer puesto de la clasificación en la jornada octava, al antepenúltimo puesto en la jornada vigésima.

Todo parecía en contra para los de José María Nicolás. Mucho más cuando su rival en el decisivo encuentro se anotaba el primer set 22-25. Sin embargo, en ese momento se produjo el milagro de Caravaca. Fue como si el año jubileo que se celebra en la localidad murciana infligiese fuerzas sobrenaturales a los jugadores con la Cruz en el pecho, ya que el pabellón Juan Antonio Corbalán vivió una remontada épica. Liderados por un gran Rodrigo Pereira ‘Para’, que anotó más de la mitad de balones que tocó (53 por ciento de aciertos en ataque) y que sumó 29 puntos, los caravaqueños reaccionaron y con muchísimo sufrimiento pusieron in extremis el 26-24 que suponía el inicio de su resurrección. Los remates de Pará (merecido MVP de la jornada), la distribución de Diogo Lima y la labor de intendencia del líbero Pablo Gómez (80 por ciento de efectividad en recepción) fueron los baluartes sobre los que se construyó un día histórico para el deporte del municipio de la Sierra de Segura.

El Caravaca Año Santo 2010 se llevó los dos sets siguientes 25-23 y 25-21. El 3-1 final fue la confirmación del sueño de toda una ciudad que se ha volcado con el voley. Los jugadores y cuerpo técnico del club que preside Luis Sáez Meste celebraron por todo lo alto la permanencia. A la entidad murciana ya sólo le queda soñar con el año que viene, y mientras tanto, disfrutarán en apenas una semana del regalo de participar, por primera vez en su historia, en la Copa de SM El Rey. Los participantes en el torneo del KO deberán andarse con cuidado; el Caravaca Año Santo 2010 es el equipo milagro de la SVM.

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